Los principales lugares de exposición se encuentran en las zonas agrícolas, ya que, éstos son utilizados para eliminar los virus que atacan a los cultivos. En estas zonas están sobre todo expuestos los agricultores. Según el catedrático Olea esta exposición no preocupa tanto porque está restringida sobre la población implicada. Otro lugar es en los residuos en los alimentos. Ésta es la que preocupa mucho más a los consumidores y por la que se suelen emplear más medidas para eliminar los residuos de plaguicidas, ya que, de eso depende la venta del producto. Estas medidas son la Producción Integrada a travé del control biológico derivando a una progresiva desaparición de los productos fitosanitarios. “Hay exposiciones inadvertidas que no siempre se suelen tener en cuenta ni por los consumidores ni por la Administración y que suelen tener mucha importancia”. En algunos casos encontramos productos fitosanitarios prohibidos en la agricultura pero que sin embargo si se pueden utilizar por ejemplo en el cuidado de los jardines, es decir, existe una derivación de pesticidas a otros usos. Este el es caso del Metosicloro. Otro producto químico prohibido en el sector agrícola es el Lindano y sin embargo éste lo podemos encontrar en las farmacias ya que se vende como un excelente antipiojos. Los PcBs se constituyen según el Boletín Oficial del Estado como otros productos fitosanitarios prohibidos, pero sin embargo la industria eléctrica los emplea como aceite refrigerantes en los transformadores antiguos. Los Ftalatos son ablandadores de los plásticos y antioxidantes que se utilizan para la fabricación de las tetinas y chupetes de los niños. Desde el siglo XIX la industria química ha puesto en el mercado más de 120.000 compuestos químicos. “En Almería es el único sitio que se habla de agroecología y es el único sitio que se están haciendo estudios sobre el nivel de exposición humana de productos químicos junto con granada. Los demás datos de otras zonas del país no las conocemos”, explica, Nicolás Olea. Igualmente, también hay que tener en cuenta el ‘principio de precaución’ que es lo que ilumina el Convenio de Estocolmo y que los que pretende es que se actúe con cautela ante la incertidumbre. Del mismo modo, establece que la responsabilidad en la demostración de inocuidad de una sustancia recae sobre el que lo propone. Además siempre que se presente un producto se deben de presentar también las alternativas para poder elegir entre otros productos y así se cumple el principio de prevención. Por último el principio de prevención establece que el público debe intervenir en la toma de decisiones. Por otra parte, durante la jornada de ayer del curso sobre ‘Agroecología. Protocolos de Montreal, Kioto y Biodiversidad’ dirigido por el catedrático de Producción de la Universidad de Almería, Julio César Tello Marquina, y por el profesor de investigación del CSIC, Antonio Bello Pérez, se discutió sobre la ‘Teoría económica de la agricultura sustentable’. El profesor del departamento de Economía. Instituto de Economía y Geografía del CSIC, Pablo Campos, fue el encargado de esta ponencia y explicó que con la información de las estadísticas oficiales que sólo contempla las mercancías no se puede establecer la renta agraria. Del mimo modo, concluyó las decisiones de gestión de un sistema agrario son complejas y los resultados económicos constituyen una de las variables pero hay otras como medir el impacto o coste de la riqueza o el impacto ambiental. La jornada concluyó con la presentación de la primera Dirección de Agricultura Ecológica de la Junta de Andalucía. M. Belén Garre ir a agricultura ecológica