Para Asaja, «esta falta de acuerdo podría suponer un cierto alivio, fundamentalmente en los sectores de las frutas y hortalizas y del vino», que a su juicio «iban a ser los más perjudicados». «En cualquier caso», añaden desde Asaja, la falta de acuerdo «debería servirnos para recordar al negociador comunitario el mandato dado por el Consejo, y que consiste, ni más ni menos, en que los compromisos de la OMC nunca deben rebasar los esfuerzos ya realizados por los agricultores europeos tras la aprobación de la Política Agraria Común (PAC) de 2003». Productores Desde la organización agraria Coag han manifestado que la falta de acuerdo «supone el triunfo de los millones de campesinos dedicados a la actividad agraria en ambos hemisferios, que serían los principales perjudicados de una apertura comercial en los términos en los que se estaba negociando». Así, creen que son las grandes entidades multinacionales las que «controlan la comercialización en los mercados liberalizados». Por su parte, Fepex considera que la preferencia comunitaria en el sector hortofrutícola debe mantenerse, y en consecuencia también los niveles de protección arancelaria, puesto que el sector ya soporta las concesiones comerciales de los acuerdos de asociación de la Unión Europea con países terceros. Según Fepex, el fracaso de las negociaciones de la Ronda de Doha ha demostrado también el fracaso del propio sistema de la OMC, «que hace casi imposible que se alcancen acuerdos entre los 149 países de todo el mundo», máxime con la «nueva organización de los países en desarrollo en grupos de interés».