La mejora que se introduce en una determinada variedad hortícola se hace para que sea comercialmente efectiva para los agentes receptores que son los agricultores, que van a demandar calidad de esa variedad, lo mayoristas, que además de calidad demandan capacidad de transporte y novedad, y los consumidores que quieren calidad, novedad y buen precio. “El compromiso de las empresas de semillas es el de satisfacer a todos los agentes receptores de la variedad”, puntualizó Jesús Abad. “El trabajo de los programas de mejora debe ser un trabajo en equipo donde mejorador, desarrollista, comercial y receptor estén en contacto y diálogo permanente. Del mismo modo, el mejorador es el que decide hasta donde se puede llegar. Además, éste tiene que conocer las necesidades del mercado, el cultivo y la variedad genética-transferible que es el material de partida”. La variabilidad parte de un material no domesticado y de material comercial. En este punto, Jesús Abad, remarcó la necesidad de utilizar genes de material comercial y material no domesticado, es decir, introducir genes nuevos porque si sólo se basa la mejora en uno de estos dos recursos se llegará a un momento en que siempre se estará cruzando lo mismo sin posibilidad de avanzar. Las necesidades que los agricultores han demandado a los mejoradores de semillas han evolucionado a lo largo del desarrollo de la agricultura almeriense. En el la época de los setenta lo que se pedían eran variedades de cultivo para invernadero fuera de temporada, ya en los ochenta se demandaba las variedades de larga vida. En 1990 lo primordial era la incorporación de resistencias a los patógenos. De 1990 hasta 2000 lo más destacado era la segmentación en tipos que tan presente permanece hoy en el mercado, ya que, podemos encontrar tomates tipo pera, racimo, entre otros, pero con la misma calidad que las demás para satisfacer las necesidades de los consumidores. Para llegar al siglo XXI, donde la principal demanda de los receptores está en la conservación del sabor de las variedades. Del mismo modo, el profesor de la UAL expresó que existe una necesidad de protección de las variedades encontradas para lo que hay una serie de procedimientos como son el registro que requiere uniformidad, estabilidad y distinguibilidad, la protección que requiere además novedad y que es una protección legal regulada por la UPOV que es la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales y aplicables en cada estado miembro. Esta última está sujeta a excepciones del mejorador y de los derechos del agricultor. Otro procedimiento son las patentes, que es una protección legal asegurada por las oficinas de patentes. Además para registrar la variedad como patente tiene que ser una novedad, no obviedad, es decir, que no esté patentado antes y aplicación industrial. Éste no está sujeto a excepciones. La Ley Europea de Patentes de Invenciones Biotecnológicas establece que es patentable la materia biológica aislada de su entorno natural o producida por medio de un procedimiento técnico. Del mismo modo, establece que se considerará materia biológica la materia que contenga información genética autorreproducible o reproducible en un sistema biológico. Además, señala que está prohibido patentar variedades vegetales y razas animales. “Actualmente se están patentando materias y técnicas biológicas para la mejora de semillas y esto va a acabar con la técnica de mejora”, expone Jesús Abad. Del mismo modo, el profesor del Departamento de Producción Vegetal de la Universidad de Almería, Jesús Abad, también señaló la existencia de limitaciones en la posibilidad de utilizar la variabilidad como son las barreras genéticas, la variabilidad finita y perecedera de la naturaleza. En este sentido, es donde entran la creación de variedades trasgénicas a través de la biotecnología que permite la superación de barreras genéticas y el bloqueo de genes para que no se manifieste un determinado aspecto. “La biotecnología debe ser una herramienta salvante para la mejora genética y no un fin en sí mismo”, expuso Jesús Abad. Igualmente señaló algunas de las limitaciones de la biotecnología como son la limitación legal que es cuando introducimos un gen en una variedad y la patentamos ya nadie podría coger los genes que tenga esa variedad. También existen limitaciones tecnológicas que requieren un elevado coste y que casi siempre sólo se lo puede permitir las multinacionales. Para finalizar, Abad mostró que con la biotecnología se llega a un proceso de pérdida de variabilidad y consiguiente erosión genética que es el proceso de pérdida de variedades y razas de especies domesticadas de plantas. Las principales causas que señaló Abad fueron el desarrollo industrial y migración de la mano de obra agrícola a la industria que conlleva una separación de áreas de producción y consumo, la creciente mecanización de las actividades agrícolas que requiere esa variedad, así como, las variedades más productivas y uniformes que reemplazan ecotipos. M. Belén Garre ir a investigación: semillas