El principal problema a la hora de aplicar una de estas normas radica en la gran variabilidad que sufren los límites máximos de residuos (LMR) de productos fitosanitarios. Estos límites son diferentes en cada uno de los países y están cambiado de forma continúa, con lo que no resulta fácil conocer con seguridad si los tratamientos que se aplican están o no permitidos. Además, a menudo las propias normas restringen estos límites todavía más, o prohíben el uso de materias activas que la legislación de ese país si autoriza. Por este motivo es fundamental el asesoramiento técnico agrícola a la hora de aplicar productos fitosanitarios. Otro gran inconveniente relacionado con los límites máximos de residuos es la escasa información que existe respecto a las curvas de degradación de las materias activas, lo que impide conocer de manera fiable su plazo de seguridad. Las normas españolas UNE 155.001 fueron elaboradas por AENOR (Asociación Española de Normalización y Certificación) a través de un equipo de trabajo formado por personas de la administración, agricultores, productores, supermercados y consumidores. La ventaja de esta normativa es que su elaboración procede del consenso de todos los eslabones de la cadena productiva y comercial y es un primer paso hacia una norma internacional que sea respetada por las grandes cadenas de distribución unificando los criterios existentes y definiendo claramente lo que debe ser un producto sano y de calidad. El Sistema Integrado de Control de Alhóndiga (SICAL) es un sistema de calidad de producto desarrollado por la Asociación de Alhóndigas de Almería (Ecohal) para los productos que se comercializan en origen a través del sistema de subasta. El SICAL es un primer paso hacia un progresivo reconocimiento internacional de la calidad y salubridad de los productos hortofrutícolas comercializados a través de alhóndiga, y más concretamente de aquellas que pertenecen a Ecohal. Para la elaboración de SICAL se establecieron convenios con Administraciones, Organizaciones de productores, semilleros, colegios profesionales, laboratorios, almacenes de fitosanitarios, empresarios, etc. Este sistema de calidad de producto pretende alcanzar el cien por cien de los agricultores que comercializan su producción a través de subasta. La norma ISO 9000 es una norma de cumplimiento voluntario que define estándares de buen funcionamiento para las actividades de la empresa: sus compras, sus ventas, el mantenimiento de su maquinaria, sus inspecciones, etc. Para que una empresa cumpla esta norma el primer requisito es que cumpla la legislación vigente. De este modo, una empresa hortofrutícola estaría obligada a implantar un sistema de análisis de riesgos y control de puntos críticos que garanticen la salubridad de los productos desde el campo hasta su destino final; y además debería cumplir la legislación internacional respecto a condiciones del producto, categorías, calibres, etc. Esta normativa está reconocida en todo el mundo desarrollado y su principal ventaja es la de poder ser aplicable a cualquier tipo de organización: privada o pública, industrial o de servicios, grande o pequeña... El cumplimiento de la normativa ISO 9000 incluye la necesidad de mejorar los principales aspectos de una organización: su relación con los clientes y proveedores, la formación de sus trabajadores, su proceso productivo y, lo más importante, obliga a realizar una declaración formal de qué objetivos se van a intentar conseguir en materia de calidad. Implantar la norma ISO 9000 incluye como primer requisito poner por escrito la forma de trabajar de la organización y cumplir posteriormente lo que se ha descrito. La ISO 9000 no sólo es un argumento de marketing comercial, sino que se convierte en imprescindible para el trabajo diario y la consecución de objetivos.