Las desaladoras se consolidan como el complemento a los trasvases en los regadíos almerienses

En menos de dos años la provincia de Almería concentrará el mayor número de plantas desaladoras del territorio nacional. Actualmente se encuentran en funcionamiento cuatro de las seis depuradoras de agua previstas y aprobadas por las administraciones autonómica y estatal. El interés de los agricultores por este tipo de instalaciones se debe a la escasez de recursos hídricos y a la mala calidad de los mismos. Este hecho está frenando y perjudicando en algunas zonas agrícolas, como el Levante, los cultivos hortícolas bajo plástico. Por este motivo, la desalación se ha consolidado como una opción local que permite dotar de recursos hídricos de forma menos costosa a las zonas más necesitadas. En Almería se han convertido en el complemento de los futuros trasvases, teniendo en cuenta el encarecimiento de los mismos, la poca cantidad de agua destinada y que la demanda se encuentra cerca de la costa. Para el profesor del Departamento de Hidrogeología y Director del grupo de investigación “Recursos Hídricos y Geología Ambiental” de la Universidad de Almería, Antonio Pulido “las desaladoras como solución a los problemas de sequía no son lo más idóneo, puesto que son inversiones costosas y que requieren un tiempo de realización”. En el caso de los regadíos almerienses, Pulido explica que la desalación tiene que ser un complemento, dado que las actuaciones contempladas en el Plan Hidrológico Nacional no cubrirán todas las necesidades recogidas en el mismo, y una de las dificultades más importantes será que la llegada de los noventa y cinco millones de metros cúbicos, destinados a la provincia, tardará entre diez y quince años. Por ello, recomienda la construcción y el empleo de desaladoras hasta ese momento, que es cuando las instalaciones dejan de tener una utilidad efectiva al quedar obsoletas. El problema que plantean las desaladoras, según Pulido es la dependencia energética, que es muy costosa con la situación actual que vive el mercado petrolífero, y la utilización de energías renovables encarecería aún más la inversión.

Una de las zonas productivas afectadas por la escasez de recursos hídricos es el Poniente. Hasta el momento, las dieciocho mil hectáreas de invernaderos de esta comarca se han servido del gran acuífero del Campo de Dalías. Varios informes han constatado la sobreexplotación y el déficit hídrico de este acuífero, que se estima en cien hectómetros cúbicos al año, lo que supone el 200 por cien de lo que ahora mismo se determina como alimentación del mismo. Al año se están extrayendo entre 130 y 150 hectómetros cúbicos de agua. Esta fue una de las razones que llevaron al Ayuntamiento de El Ejido a pedir la construcción de una desaladora. Esta instalación, ya en fase de construcción abastecerá agua para los invernaderos de toda la comarca, favoreciendo la recuperación de los acuíferos. En el otro extremo de la provincia, en la zona de Levante ya cuentan desde hace tres años con varias plantas desaladoras. Es quizás, en esta zona donde mayor perjuicio ha causado la escasez y la mala calidad del agua a la agricultura. Cuevas del Almanzora, Níjar y Pulpí son algunos de los municipios en donde este tipo de infraestructuras ha permitido la supervivencia de los regadíos. Estas plantas han solucionado uno de los graves problemas, pero está encareciendo fuertemente los costes de los cultivos. En el caso de los regantes del campo de Níjar el metro cúbico de agua ronda los cincuenta céntimos de euro, mientras que en el campo de Dalías el coste del metro cúbico procedente del acuífero ronda los veinte céntimos de euros. A los agricultores no les queda otra salida, sino la de aceptar el incremento del coste, ya que llevan varios años demandando este tipo de infraestructuras. El presidente de la Comunidad de Regantes de Rambla Morales, Juan José Morillas señala que “gracias al agua desalada se están cultivando otro tipo de cultivos no resistentes a la salinidad”. Hasta la puesta en funcionamiento de la desaladora de Rambla Morales, que beneficia a más de setecientos agricultores y a casi cuatro mil hectáreas de cultivo bajo plástico, en esta zona el producto mayoritario era el tomate, ya que es la única hortaliza que toleraba el exceso de sal del agua procedente de los acuíferos que estaban contaminados por el mar. Para 2005, las administraciones preveen que estén en funcionamiento seis desaladoras, que estarán ubicadas: en El Ejido, Cuevas del Almanzora, dos en Almería capital; Carboneras; y tres en Pulpí. Estas plantas depuradoras aliviaran la escasez de agua y permitirán la subsistencia de más de veinte mil hectáreas de regadíos al aire libre e invernados. R. Pérez ir a uso del agua