Numerosos trabajos han evaluado la eficacia de la fibra en la dieta en el tratamiento y control de los síntomas de las personas que padecen síndrome del intestino irritable, y los resultados han demostrado que la ingesta de fibra consigue mejorar los síntomas como el dolor abdominal y la regularización del tránsito intestinal. En cuanto a la fibra que se recomienda para reducir los síntomas de esta dolencia, es la constituida por carbohidratos no digeribles derivados de distintas plantas, frutas, verduras, legumbres o nueces y la fibra soluble, que retrasa el vaciamiento gástrico y la absorción de los nutrientes a nivel del intestino delgado en la porción inicial del colon. Ingesta con precaución A pesar de los aspectos positivos que conlleva el consumo de fibra, un estudio reciente realizado en voluntarios que tomaron dietas con elevado contenido en fibra, demostró que consumir este alimento en dosis altas puede ser perjudicial. A estos voluntarios, por ejemplo, les causó un aumento del tránsito intestinal de gases que empeoró la calidad de vida de los pacientes. Por eso, en la actualidad, se recomiendan dosis bajas de fibra en la dieta de los pacientes que sufren síndrome del intestino irritable. Además el tratamiento debe realizarse de manera individualizada, según la tolerancia de cada paciente, comenzando con dosis bajas y elevando la ingesta según la tolerancia. Uno de los consejos es iniciar la dieta mediante la introducción de cereales en el desayuno y si los resultados son favorables, aumentar gradualmente la ingesta incluyendo de frutas y verduras. Si la respuesta no es la deseada o el paciente no tolera este tipo de fibra, es recomendable iniciar la toma de fibra soluble.