En Almería se han realizado estudios que garantizan que el agua de reuso no tiene impacto negativo para el mar y si son altas concentraciones se mezcla con agua tratada para lograr la dilución. Además, la ventaja de este tipo de aguas es su disponibilidad, ya que el agua del mar en línea de costa es ilimitada y en el interior los recursos salobres no suelen ser utilizados y no hay discusiones sobre su captación y destino. Por tanto la construcción de plantas desaladoras, teniendo como referente la tecnología almeriense, en la Zona Costa de Baja California se han convertido en la única alternativa viable para obtener agua. Si no se lleva a cabo esta adaptación la ausencia de este líquido provocará en una década la reducción de espacios cultivables de doce mil hectáreas a tres mil quinientas. Por tanto, las desaladoras se convierten en una realidad a muy corto plazo para la subsistencia de una región como Baja California que se enfrenta a sequías recurrentes que impactan en todos los sectores productivos. El costo de utilizar agua desalada es superior al agua dulce, cada empresa maneja distintos precios pero el resultado del productor es seguir en la actividad y mantener su competitividad. Pero el uso de desaladoras permitiría elevar la productividad al tener ya agua disponible para la producción lo que ahora se sujeta a las lluvias. En algunas zonas de esta ciudad mexicana se maneja ya la desalación de pozos afectados por la intrusión marina lo que abarata los costos, aunque en Baja California se contempla como proyecto más viable usar agua de mar como sucede en Almería, ya que, el agua dulce afectada por la salinidad genera más intrusión. Actualmente hay varios proyectos en desarrollo para plantas desaladoras, uno de estos en San Quintín donde se pretende instalar una serie de plantas de acuerdo con la tecnología almeriense y no sólo para abastecer el sector agrícola sino también para el uso y consumo doméstico. M. Belén Garre ir a uso del agua