Y es que según explica el coordinador del proyecto hasta el momento no se han realizado estudios de estas características. Así hay un vacío existente desde una perspectiva científica en este campo y en concreto en esta materia. De hecho las motivaciones que incitaron el planteamiento del estudio tuvieron una clara relación con este hecho. «Se conoce mucho de los efectos agudos de los plaguicidas pero sin embargo se desconocen las posibles consecuencias que se puede derivar a largo plazo. De ahí que decidiéramos poner en marcha el proyecto». Metodología En cuanto a la metodología decir que se trata de hacer un estudio centrado en tres zonas concretas de la provincia almeriense y hacer una posterior comparativa. «Almería tiene unas características especiales. Cuenta con distintos tipos de población», apuntaba Parrón. Así, el proyecto somete a estudio tres zonas delimitadas y con distinto índice de exposición a pesticidas. El Poniente, la que tiene una mayor tasa en cuanto a uso de fitosanitarios, Níjar-Almería, con una concentración media y Levante, con un índice bajo. Se trata de un estudio basado en la causa-efecto. Hacer un seguimiento de las patologías que se han dado desde hace diez años atrás y hasta la actualidad en estos tres puntos forma parte de la primera fase del proyecto. Parámetros De esta forma a través de los datos hospitalarios registrados es posible conocer las patologías de tipo neurológico que se han manifestado. «A partir de diferentes parámetros pautados como el sexo, la edad… se establece la comparativa que posibilita saber si hay una mayor presencia de patologías en una zona u otra. A partir de aquí se abren otras hipótesis. Si no se detecta ninguna patología asociada al uso de plaguicidas, pues nos quedamos más tranquilos. Y si la hubiera el estudio abriría una nueva fase. Nos plantearíamos estudios más potentes para analizar la causalidad», explicaba el coordinador del proyecto". El menor uso de plaguicidas en los últimos años, y el hecho de que cada vez sean menos tóxicos son dos factores que no dejan de justificar el estudio ya que aunque en menos cantidad todavía se utilizan estos productos además «se pueden derivar patologías del uso de productos con anterioridad». Por otra parte Parrón hacía incidencia en otro punto; «tenemos la obligación moral de de conocer los posibles efectos. Hay otras zonas, en Sudamérica, por ejemplo donde todavía se utilizan». Izaskum Argemí