Investigadores de la Universidad de Barcelona han encontrado la existencia de una correlación inversa entre grado de seguimiento de la dieta mediterránea y el índice de masa corporal. Para ello han creado un sistema de puntuación para valorar el grado de seguimiento de un patrón de dieta mediterránea, mediante un baremo basado en el consumo de los alimentos más característicos de la misma (frutas y hortalizas, frutos secos, aceite de oliva, pescado y vino) y aplicándolo a una muestra representativa de la provincia de Gerona. El análisis estadístico de los resultados muestra una correlación significativa entre grado de adherencia a la dieta mediterránea (mayor puntuación en el baremo) y un menor riesgo de obesidad. Actualmente las ventajas del consumo generoso de frutas y hortalizas, aceite de oliva, legumbres, frutos secos, pastas y cereales, derivados lácteos y pescados, y la ingesta moderada de vino, cava, carnes frescas y curadas son reconocidas por muchos científicos de todo el mundo. Del mismo modo, la dieta mediterránea esta asociada a la prevención de muchas enfermedades entre las que se encuentran algunos cánceres.