En este sentido, aseguran, como en la mayor parte de los cultivos de la provincia y un tema que preocupa a los agricultores, el precio al que se venden no aumenta, por lo que la rentabilidad para el productor disminuye considerablemente. Las cadenas de distribución, «han adquirido una política de ‘siempre precio barato’, exigen comprar a precios bajos pero con la máxima calidad», aseguran. En los últimos años, el precio de la lechuga «no sólo se ha mantenido, sino que en ocasiones ha disminuido», apuntan responsables del departamento comercial de una de las empresas de Pulpí especializadas en lechuga. Actualmente se destinan a esta producción aproximadamente 1.500 hectáreas en el municipio, en el que se plantan cerca de 600 millones de unidades. De esta tierra, nacen distintos tipos de lechuga. La variedad que predomina es la ‘Icerberg’, seguida de los ‘Cogollos’ y ‘Romana’. Para completar la amplia gama, habría que citar diferentes nombres que distinguen las especialidades de la lechuga, un ejemplo de ello es la variedad ‘hojas de roble’. Estos tipos se caracterizan por presentar formatos y colores menos comunes. Los europeos que más aprecian las cualidades de la lechuga de Pulpí, son los británicos, que consumen aproximadamente un 20% del total de producción. El resto se distribuye por los distintos países de la Unión Europea, siendo Holanda el segundo destino por cantidad exportada. Además Suiza también ocupa un lugar privilegiado entre los clientes.