Así, en una primera fase del proyecto se ha llevado a cabo la caracterización de los genes de transporte iónico. Y es que el sodio tiene un efecto negativo en las planta y por ello se pretende evitar su acción a través de genes de transporte de sodio. De esta forma se han clonado transportadores de iones que permiten el paso de potasio o sodio a través de las membranas de las células vegetales. Los transportadores reducen el efecto tóxico de las sales evitando la entrada de socio en la planta o haciendo que se acumule en espacio donde no le resulte perjudicial. Una vez identificados los genes se han estudiado sus funciones a través de ensayos en sistemas modelo como levaduras. «Así conocemos lo que hace el gen en relación a la tolerancia de salinidad en un objeto modelo», explicaba Pilar Rodríguez, quien añadía que «aquellos que no funcionan bien en el modelo no quedan descartados sino que estudiamos qué tipo de función pueden tener. A partir de ahí el próximo paso será determinar si tienen alguna aplicación biotecnológica». Y es que el objetivo de este estudio es poder disponer de una serie de genes que al incluirlos en el tomate consigan un aumento de tolerancia del vegetal a la sal, a la vez que mejoran su nutrición. Así, se obtendrán plantas transgénicas, modificadas genéticamente, que serán más productivas. Práctica Ante la cuestión por la aplicación práctica de las conclusiones que se extraigan del estudio cabe afirmar que en un plazo de tres años podrá pasarse al plano práctico. En este sentido, decir que hace un corto periodo de tiempo que ha dado inicio una tercera fase; la de aplicación biotecnológica y que tiene una duración de tres años. En esta línea una de las responsables de la investigación explicaba que «se van a simular condiciones reales. Será entonces cuando podremos comprobar si se puede dar aplicación a algunos de los genes en sistema de invernadero». Este estudio significa un importante avance que será aplicable en la provincia de Almería donde se cultiva el tomate de forma intensiva y por otra parte se riega con aguas que contienen altas concentración desales. Una investigación que en un futuro podrá mejorar el nivel de producción. Este proyecto se suma a muchos otros que tienen como objetivo potenciar la agricultura. Almería concentra un elevado número de hectáreas de invernadero de ahí que esta zona centre a una importante cantidad de estudios e investigaciones para mejorar los diferentes cultivos. Este estudio en concreto, se centra en el tomate y trata de dar un paso más en esta materia. Lazar novedades que favorezcan en este caso la producción sin perjudicar en ningún momento a la calidad. Izaskum Argemí