La Universidad de Almería de la mano de Joaquín Hernández, junto con Nicolás Castilla perteneciente al centro Ifapa, han desarrollado un estudio denominado ‘Cultivo bajo mallas para el desarrollo de las zonas de interior’. En los últimos año se han abordado dos proyectos de investigación en los que se está realizando una evaluación de estas estructuras. En primer lugar, se determinan las condiciones microclimáticas generadas, estudiando su repercusión en el desarrollo del cultivo para optimizar la utilización de todos los insumos en un enfoque sostenible, mediante una protección y producción integradas. El confinamiento que implica el cerramiento de malla facilita en control integrado. Para caracterizar el microclima generado bajo mallas, hasta hoy, se han realizado dos ciclos de cultivo de tomate tipo cereza bajo dos mallas distintas. La coloración de la malla no parece afectar al microclima generado, ya que ambos tipos de malla los parámetros climáticos básicos no presentaron diferencias estadísticamente significativas. Las mallas reducen la radiación global en un 40 por ciento y provocan ligeras bajadas de la temperatura y humedad relativa del aire con respecto al cultivo al aire libre. El empleo de mallas de colores provoca también una diferenciación espectral en la radiación solar incidente. La utilización de coloraciones integradas en el paisaje permitiría la reducción de su impacto ambiental visual. Los datos preliminares indican que los porcentajes de sombreo que suministran los fabricantes de mallas, no coinciden con los obtenido en campo, ya que son medidos en laboratorio con fuentes de luz artificiales y ángulo de incidencia cero. Estos porcentajes de sombreo son valores mínimos, los cuales no se dan en condiciones de campo. Por tanto, se hace necesario, caracterizar la transmisividad real de las mallas con diversos ángulos de incidencia, para lo que se ha puesto a punto un prototipo de bastidor que permite cuantificar la transmisividad a radiación solar de los distintos materiales con diversos ángulos de incidencia. ELENA SÁNCHEZ