Científicos estadounidenses han identificado por qué es bueno consumir grandes cantidades de tomates - y dicen que el mejor modo de hacerlo es cocinarlos fritos con salsa de tomate y queso. Los científicos han sostenido desde hace tiempo que los carotenoides que se encuentran en las frutas y los vegetales tenían un efecto preventivo del cáncer. En particular, los estudios demuestran que en lo que respecta al incremento del consumo de productos del tomate, el riesgo de determinados tipos de cáncer se rebaja - más conforme más amplia es la variedad de vegetales que se comen. Durante años, los estudios han mostrado que el riesgo de hasta diez tipos distintos de cáncer puede reducirse comiendo tomates. El efecto preventivo se debe al licopeno, el fitonutriente que da al tomate su color rojo. Lo que ha sido un misterio hasta hoy es precisamente por qué ocurre esto. Pero los científicos de la BGU están sobre la pista al descubrir el mecanismo preciso que explicaría esta relación entre consumo de tomate y prevención del cáncer. En un estudio publicado en el número de enero del 2005 de Molecular Cancer Therapeutics, los expertos explican cómo los carotenoides, reconocidos por su actividad antioxidante, también actúan para prevenir el cáncer, al estimular el elemento respuesta antioxidante del organismo. Los licocenos, derivados del licopeno, son el miembro responsable de ello en la familia de los carotenoides.