“El crecimiento y desarrollo de los procesos de fotocatálisis solar dan lugar a reacciones de oxidación que pueden degradar contaminantes orgánicos peligrosos y no biodegradables presentes en aguas residuales, con una tecnología muy sencilla y eficiente que, además, tiene un elevado carácter medioambiental”, comenta Julián Blanco, investigador de la PSA. En la planta de La Mojonera se lavan y se trituran los envases para ser enviados posteriormente a Alicante y Murcia, donde se fabrican cubos y maceteros con el plástico reciclado resultante. Según Marta Sánchez, subdirectora de Albaida, “además de un sistema de lavado y triturado, la planta cuenta con una serie de colectores solares por los que pasa un circuito cerrado que nos permite detoxificar y reutilizar hasta cinco veces el agua que se emplea para lavar los envases de fitosanitarios y que éstos pierdan la consideración de residuos peligrosos”. Esto se consigue mediante un proceso denominado ‘Detoxificación Solar’. Se basa en el uso de la interacción entre la radiación solar ultravioleta (UV) y las partículas de un semiconductor (normalmente el dióxido de titanio -TiO2-, producto no tóxico, abundante y barato), mediante una reacción de fotocatálisis. Dicho proceso consiste en la utilización de la parte más energética del espectro solar, como es la radiación correspondiente al ultravioleta (UV, cercano para producir una reacción de oxidación muy enérgica que tiene lugar cuando dicha radiación UV activa un semiconductor en presencia de oxígeno. En estas circunstancias, se generan radicales hidroxilo que atacan cualquier sustancia orgánica que se encuentre en el medio, dando lugar a un proceso cuyo resultado es una progresiva ruptura de enlaces hasta que los pesticidas que se encuentran en el agua tras haber lavado los envases se transforman en compuestos como el dióxido de carbono, agua y simples ácidos inorgánicos diluidos. Este sistema está ensayado para una mezcla de los diez fitosanitarios más corrientes que se utilizan en las 26.500 hectáreas de superficie invernada presente en Almería. En cuanto a capacidad de descontaminación y reciclado de la planta, “podemos llegar a limpiar hasta tres millones de envases al año, por lo que, además de los residuos de Almería, también se podrían gestionar los que se generan en zonas cercanas como Murcia, Málaga y Granada, donde también existe este tipo de cultivos”, explica la subdirectora de Albaida. Junto con la eliminación de residuos peligrosos procedentes de fitosanitarios, la planta de La Mojonera también está preparada para lavar los envases de ácidos, bases y abonos que también se usan en agricultura intensiva. Éstos no son residuos peligrosos, así que una vez limpiado el envase, el agua no entra en el circuito cerrado, sino que se neutraliza. Según Sánchez, “aún tenemos que determinar los costes, pero sin duda se trata de un proyecto rentable desde el punto de vista medioambiental, ya que actualmente los agricultores entierran estos residuos sin ningún control o los depositan en contenedores de residuos peligrosos, recogidos y almacenados por empresas autorizadas para transportarlos, pero no se hace nada con ellos”. La planta de gasificación de residuos vegetales de invernadero es otra de las acciones emprendidas por esta empresa. En esta instalación se gasificarán los residuos vegetales generados en los invernaderos y, utilizándolos como combustible, se producirá energía eléctrica. Todas las hojas, tallos y raíces que quedan en los invernaderos tras recoger el fruto, unas 20.000 toneladas al año, se trituran y pasan a una caldera de gasificación. Allí, la pasta resultante es sometida a un proceso de calentamiento con una atmósfera pobre en oxígeno, convirtiéndose en gas. Dicho gas se quema en una caldera, que a su vez calienta agua hasta producir vapor. El vapor de agua va a un turbo grupo y éste inyecta a la red la energía eléctrica generada, 1,7 Mw a la hora. Situada en Níjar (Almería), es la primera planta en España con estas características. Si el funcionamiento y resultados de esta instalación es satisfactorio, ALBAIDA tiene previsto construir otras dos plantas de gasificación en el poniente almeriense. Aprovechar al máximo los escasos 300 mm de precipitación anual que tiene la provincia es otro de los objetivos que ocupan el trabajo de Albaida. Con este fin se han construido diversas obras civiles en comunidades de regantes, consistentes en la automatización de sistemas, riego por goteo y construcción de largos recorridos de tuberías que sustituyan a las tradicionales acequias. La empresa de recursos naturales y medio ambiente también trabaja en el desarrollo a corto plazo de otras acciones encaminadas a la gestión y aprovechamiento de residuos, tales como la obtención de licopeno -una sustancia antioxidante con alto valor en el sector farmacológico- a partir de la piel de los tomates de desecho que no se comercializan, o la producción de bio-diesel a partir de grasas vegetales y animales. Dichos proyectos aún se encuentran en fase de investigación. ir a gestión de residuos

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