La explicación biológica a este proceso reside en que los polifenoles, con su potente acción antioxidante, son capaces de impedir la acumulación de proteína beta-amiloide en el cerebro, un proceso mediado por el peróxido de hidrógeno. El beneficio de los antioxidantes fue mayor en las personas que portaban el alelo -4 de la apolipoproteína E, un marcador genético asociado al Alzheimer de aparición tardía. Dai explica en la investigación que la razón de que los participantes sean sólo japoneses es que "la frecuencia del Alzheimer en Japón es muy baja, pero no así en los japoneses emigrados a Occidente, lo que hacía sospechar que el estilo de vida era decisivo en el riesgo de desarrollar la enfermedad". Más estudios El siguiente paso será investigar de forma experimental la relación entre el nivel en sangre de polifenoles y la reducción del riesgo de Alzheimer y determinar qué tipos de fruta y verdura son los que aportan el mayor beneficio. Otros estudios han demostrado cómo los polifenoles del vino (como el resveratrol) son capaces de prolongar la esperanza de vida en un 59 por ciento en modelos animales con deterioro cognitivo asociado a la edad. Pese a los prometedores resultados, el equipo de Qi Dai se muestra cauteloso ante el verdadero valor de estos alimentos en la prevención del Alzheimer. "Hacen falta más estudios", concluye.