La principal recomendación de los expertos en nutrición para paliar los efectos que están provocando las comidas rápidas como la hipertensión o el colesterol es la puesta en marcha de una nueva cultura alimenticia en la que el examen del etiquetado de los alimentos y el control de nutrientes ingeridos pase a ser una costumbre que tengan los consumidores a la hora de adquirir los productos. De igual forma, los nutricionistas creen que esta nueva cultura alimentaria potenciará el consumo de frutas y hortalizas, aceite de oliva y vino, alimentos todos ricos en vitaminas y que hacen que los consumidores gocen de buena salud. Desde algunos sectores se reclama un papel más activo de las autoridades sanitarias y la administración pública para fomentar una dieta equilibrada. En algunos países de Europa se han iniciado ya campañas que inciden de forma clara para intentar aumentar el consumo de productos hortícolas, entre otros. Este es el caso de Francia, donde se están adoptando medidas muy restrictivas al respecto; y en el Reino Unido se ha abierto recientemente un intenso debate entre científicos e industria alimentaria sobre la cuestión.