–¿Qué valoración merece esta campaña desde una óptica laboral? –Creo que ha sido una campaña marcada por la normalidad laboral en casi todos los sectores. Concretamente para manipulado la jornada laboral media ha oscilado entre las 7 y las 9 horas y los salarios también han obtenido una media decente. En esta estabilidad ha influido que este año hemos arrancado con la firma de un nuevo convenio en manipulado, donde se han mejorado sustancialmente las condiciones de este colectivo. En cuanto a producción, me sigo quejando de lo mismo de siempre y es que los trabajadores del campo almeriense tienen las peores condiciones de todos los trabajadores de Andalucía. Esto es contradictorio si tenemos en cuenta la la relevancia del sector agrícola en Almería. –¿Cuáles han sido las mejoras realizadas hasta la fecha en el sector? –La más importante de todas las mejoras es que por primera vez en la historia del manipulado en Almería se consigue equiparar el salario entre hombres y mujeres. Esto se consiguió con la firma del convenio de comienzo de campaña. Además, hasta ahora no se les garantizaba una jornada concreta a los trabajadores y ahora sí hemos conseguido un salario mínimo y mensualmente los trabajadores de manipulado cobrarán 140 horas al mes. –¿Qué mejoras necesita el sector del manipulado? –Faltan muchas cosas por mejorar. Seguiremos incidiendo en el tema de la regulación del horario de la jornada. Concretamente en el sector del manipulado ésta es una cuestión muy preocupante ya que hay muchos días que las jornadas se hacen inacabables, porque cuando hay mucho genero y muchos pedidos las jornadas se alargan hasta doce y trece horas. Sin embargo hay otras épocas que apenas llegan a las siete. Esto es lo que intentamos regular, el horario de salida y el horario de entrada y adecuarlo a las mismas condiciones que los trabajadores de otros sectores. –El paro sube en estos meses porque la campaña agrícola está llegando a su fin. –En el sector del campo es donde mayoritariamente se deja notar con más fuerza. En el pasado mes de diciembre se llegó a un acuerdo con el Ministerio de Trabajo en el cual también firmó, además de UGT, Comisiones Obreras. En ese momento nosotros pedíamos la equiparación de los trabajos eventuales del campo en cuanto a prestaciones con el resto de trabajadores de otros sectores. Éste es el caso de que un trabajador agrícola no podía prejubilarse como puede hacerlo cualquier otro trabajador de otro sector. Esta y otras cuestiones fueron tratadas en esta reunión y pudimos conseguir que los trabajadores del campo tuvieran que trabajar los mismos días que para conseguir una prestación contributiva. –¿Cómo es la situación laboral para los inmigrantes? –En Almería se ha avanzado bastante en este sentido, aunque considero que queda trabajo por hacer. Soy de los que pienso que los inmigrantes no vienen a quitarnos el trabajo, sino que la labor que realizan es la que los autóctonos no queremos hacer. Tras el último proceso de regularización la situación ha cambiado mucho y ya no hay tanta economía sumergida, aunque también es cierto que hay que hacerle cambiar la mentalidad al empresario y que cumpla con los mínimos del trabajador en cuanto a salario y vivienda, entre otras. –¿Cómo se afronta la próxima campaña agrícola? –El futuro nos lo vienen anunciando negro. Creo que es el momento de ser conscientes de que es necesaria la organización de los empresarios y acabar con la competencia desleal entre ellos mismos. Creo que a Almería le toca organizarse. Más fijos discontinuos en el campo La jornada de los fijos discontinuos hasta ahora no computaba para obtener la renta agraria o el subsidio agrario, pero a partir de ahora sí que sumará. «Los trabajadores mismos eran reacios a que se les hiciera fijos discontinuos porque sabían que sus jornadas no computaban y por lo tanto no podían cobrar el subsidio o la renta agraria», explica Sola. Con el acuerdo de diciembre de 2005 se consigue que las jornadas computen, algo que Juan Sola valora de forma positiva porque «se consigue estabilidad laboral y saldrán muchos fijos discontinuos en el campo». Sola apunta que cuando sucedieron las heladas de 2005 y el Gobierno consideró la desventaja de la situación, las 35 horas necesarias para lograr el subsidio agrario se disminuyeron a 25. «En aquellas fechas disminuyó la jornada laboral por las heladas y hemos conseguido que esta medida se extienda hasta diciembre del presente año», añade Sola. Eunate Serrano