Un incendio fortuito Las investigaciones de la policía judicial y de la compañía de seguros han presentado en sus informes que el incendio originado en Kappa fue fortuito y que se produjo a la una y media de la tarde del diez de agosto de 2004, cuando uno de los operarios vio una pequeña superficie en llamas de un diámetro de cuarenta centímetros en unos desperdicios de cartón. La causa según las investigaciones se atribuye a alguna fricción o a una chispa mecánica que se produjo en una máquina de conversión. “En otras condiciones eso no hubiera sucedido y se hubiera apagado como se intentó pero el fuerte viento de poniente hizo que el fuego se extendiera rápidamente al techo de la fábrica llegando hasta las bobinas de papel y destrozando toda la nave”, afirma Pérez. Desde el hotel Playa Dulce, que fue donde se instaló el gabinete de crisis, se tomaron las decisiones más importantes los días sucesivos al incendio. Allí el 11 de agosto se reunieron todos los directores de las plantas de Kappa y se decidió buscar unas instalaciones provisionales en Almería para que estuvieran en funcionamiento durante el año que transcurriría hasta tener la nueva empresa. “Kappa llevaba 25 años en esta provincia y diez más suministrando material de cartón a las comercializadoras almerienses desde la planta de Alicante, por este motivo el grupo decidió que se tenía que reconstruir la empresa en la provincia y seguir apostando por el potencial que presenta esta zona productora que hemos visto nacer y crecer”, añade el director general de Kappa Iberoamericana Almería. Los dos aspectos que preocuparon a la dirección de Kappa Almería fueron el abastecimiento y servicio a los clientes y el personal humano de la empresa. Según Jaime Pérez se acordó establecer unas medidas urgentes y solicitar ayuda al resto de compañías de España sobre todo a las delegaciones de Alicante, Barcelona y Huelva. “La respuesta de todos fue importante, incluso también contamos con la colaboración de algún competidor de todo el país que teniendo la capacidad libre se ofreció para podernos ayudar”, indica Pérez. M. Belén Garre

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