El proceso para determinar la presencia de residuos de plaguicidas en cualquiera de las frutas y hortalizas de Almería es el siguiente: primero se procede a la extracción. Los clientes, llevan las matrices de los productos, pepino, tomate, pimiento, entre otros al centro. A partir de aquí, se tritura la muestra y de ésta se escogen quince gramos que serán los utilizados en los procesos posteriores para completar el análisis. Además, a esta muestra triturada se le pone una etiqueta un código identificativo para preservar la identidad de la empresa de donde procede. A continuación, a esta mezcla se le añade un disolvente orgánico y se unen los dos compuestos. A través del sistema ASE200 se procede a la extracción automática controlando la presión y la temperatura para que sean óptimas. “Este aparato permite que se utilice menos disolvente por lo tanto abarata el proceso y contribuye a una menor contaminación que es lo que se pretende tanto desde el Ayuntamiento de El Ejido como desde este centro”, expone Salvador Cortés. Después de esto al triturado se le añade sulfato sódico para eliminar el agua presente en la muestra del cultivo, ya que, ésta daña los equipos. Esta mezcla hay que secarla y para esto se le se introduce en un rotavapor y más tarde se le añade ciclohexano, otro disolvente. El resultado obtenido se pone en un vial, un recipiente destinado a contener un líquido inyectable. Este recompuesto se introduce mediante inyección a un cromatógrafo de gases con detector de espectrometría de masa que lo que hace es ir separando los plaguicidas y haciendo que entren en el detector uno a uno. En este momento actúa el espectrómetro realizando una ruptura selectiva de cada plaguicida. Tras este proceso se obtiene el cromatograma en la pantalla del ordenador y a partir de aquí se van introduciendo desde el ordenador los plaguicidas y si están presentes en las muestras el cromatograma los identifica. El cromatógrafo identifica los plaguicidas presentes y con el espectro del detector de espectrometría se confirma la existencia de éstos. “En algunos casos se observan plaguicidas en algunos de los cultivos que hemos analizado pero que haya no significa nada, ya que, suelen estar en muy poca cantidad y no superan los límites establecidos”, puntualiza Salvador Cortés. El cromatógrafo de líquidos también se utiliza para analizar la presenciad de otros plaguicidas en los cultivos. Cuando los productores quieren hacer un análisis global de los cultivos se le aplican los dos análisis pero cuando quieren hacerlo sobre uno en concreto se selecciona el más apto o el que mejor los pueda detectar. El paso siguiente es la elaboración de un informe con los resultados obtenidos. Además de realizar un informe detallado con los resultados, expertos del CUAM interpretan y explican los resultados y además lo hacen explicando la legislación existente en cada país sobre límites de residuos, debido a que no existe armonización global de éstos. Por otra parte, el CUAM también realiza análisis de aguas potables, de suelos foliares y soluciones hidropónicas y con menor frecuencia también se procede a realizar análisis de turba, de agua de calidad en piscina, control de agua de baño en las playas de El Ejido, Berja, Vícar, entre otros. M. Belén Garre ir a calidad y seguridad alimentaria