Los biofungicidas, los enemigos naturales y todos los métodos naturales de lucha contra las enfermedades están teniendo un gran desarrollo en los últimos años debido sobretodo a las demandas de los consumidores, cada vez más exigentes con lo límites de residuos, el medio ambiente y en definitiva con la seguridad alimentaria. La Universidad de Arizona ha concedido licencias para la fabricación de un novedoso biofungicida que consiste en un lípido surfactante de origen biológico que actúa contra los hongos que se reproducen mediante zoosoras, de los cuales algunos tiene una gran importancia económica en la agricultura como es el caso de Phytophtora y Phytium. Estas son Midius que afectan un gran número de cultivos hortícolas, así como, a la patata y la vid. Se trata del Rhamnolípido, un biofungicida descubierto de forma accidental que es producido por la bacteria del suelo Pseudomonas aeruginosa. Los surfactantes son sustancias similares a detergentes o jabones, que en algunos casos son producidos por organismos vivos. Este biofungicida actúa destruyendo las membranas de las zoosporas. Las aplicaciones potenciales son la pulverización de las plantas con el biosurfactante o con una emulsión de la bacteria que lo produce. Del mismo modo, el Midius es un hongo que ataca los órganos vegetativos de las plantas localizándose preferentemente en hojas y racimos. Su acción hace que las hojas puedan secarse total o parcialmente, pudiendo producirse defoliación en caso de ataque fuerte que provoca merma de cosechas. Este hongo se conserva todo el año en partes vegetales infectadas anteriormente. En primavera, si se dan las condiciones climáticas idóneas, germina, dando lugar a las contaminaciones primarias. Aparecen, entonces, unas manchas en el haz que, por su aspecto, se las conoce como manchas de aceite, seguida de la aparición de Micelio blanco. Estas manchas en hojas evolucionan a un mosaico que se va secando, llegando a cubrir casi toda la hoja.