Por tal motivo, los expertos recomiendan incluir en la alimentación variedad de platillos bajos en grasa y elaborados con verduras y hortalizas, principalmente. No te olvides de las ensaladas variadas y de las cremas y sopas frías. Las cremas frías, por ejemplo, puedes elaborarlas con hortalizas. Además de obtener agua, también tendrás los beneficios de sus vitaminas, minerales, hidratos de carbono y otras sustancias de importantes beneficios para la salud: antioxidantes naturales. Como postre, nada mejor que fruta fresca. La sandía y el melón, por ejemplo, llenan mucho pero tienen sólo alrededor de 30 calorías por 100 gramos. Las fresas también son excelentes, y una buena medicina natural para prevenir las intoxicaciones alimenticias. Las frutas de verano más calóricas son las cerezas y las ciruelas, que rondan las 70 calorías por 100 gramos. Consumidas con moderación, sin embargo, son una buena fuente de potasio y fibra. La berenjena, la cebolla, la lechuga, el tomate, el pepino, los pimientos, el durazno y el kiwi son sólo otras de las opciones que puedes tomar en cuenta para planear tu alimentación veraniega. Lo ideal es que tomes crudas la mayor parte de las frutas y verduras, para aprovechar mejor sus nutrientes. No olvides que la cocción en agua o en un medio graso, ya sea aceite o mantequilla, puede destruir gran parte de su contenido de vitaminas.