Las cerezas se diferencian de las picotas, además del famoso "rabito" o pedúnculo (las primeras lo llevan, las segundas no) porque las picotas contienen un grado superior de azúcares que el habitual y además de lo crujiente que resultan en la boca, por su textura, firmeza de pulpa y calibre. El Consejo Regulador ampara la Denominación Origen Protegida de cuatro variedades autóctonas de picotas: ambrunés, pico negro, pico limón negro y pico colorado y una variedad de cereza, la navalinda, cuyo calibre es de 22 a 24 milímetros, algo menor que las picotas. Este organismo, que está pendiente de su aprobación por parte de la Unión Europea, prevé certificar para esta campaña 5.100 toneladas, de las que el 71 por ciento pertenecen a la variedad ambrunés, procedentes de una superficie que alcanza las 9.644 hectáreas. Pocos son los agricultores que tienen más de 1,6 hectáreas de cerezo, que es la media general, aunque algunos como Fernando López, productor inscrito en el Consejo Regulador, posee en su finca "Las Mirandas" unos 2.000 árboles que le dan 300.000 kilos de esta fruta y emplea a jornaleros que proceden de Marruecos, Ucrania o Rumanía. Y es que a pesar de la absoluta dedicación diaria de los habitantes de la comarca durante la campaña de la cereza, se necesita mano de obra externa y por ello, según fuentes del Consejo Regulador, en los últimos años la población crece en torno a un diez por ciento en esta época por la llegada de los inmigrantes. En esta comarca se vive el auténtico cooperativismo agrario ya que desde muy temprano todos salen a recolectar las cerezas a los campos, durante el día seleccionan sus frutos y a la caída de la tarde se acercan a sus cooperativas para entregar la mercancía. El gerente de la empresa comercializadora más antigua de la zona, Cooperativa Del Campo, Nicolás Morales, explicó que todos los agricultores colaboran y están concienciados con la actividad empresarial, ya que "saben que los beneficios de la empresa serán para ellos y mientras más costes ahorren, mayor será el precio de la cereza al final de la campaña". Morales manifestó que esta cooperativa de primer grado, que hace dos años estrenó unas instalaciones de 4.000 metros cuadrados en el municipio de Navaconcejos, realiza todos los controles de calidad y asegura la trazabilidad del producto desde su origen hasta su destino mediante un novedoso programa informático que su equipo técnico ha diseñado. De esta gran nave salen diariamente unos 6.000 kilos de cerezas, de las que unos 3.000 van con el sello de la Denominación de Origen Protegida una vez analizada la fruta y comprobado que se merece el aval de calidad añadido que otorga el Consejo Regulador. Cooperativa del Campo, que cuenta con los certificados de calidad Eurep-gap y BRC, entre otros, exporta cerezas del Jerte a países como Alemania, Reino Unido, Bélgica, Austria, Francia e Italia en distintos formatos de envases, en palets para los mayoristas o en tarrinas de un kilo y 500 gramos para el canal de la distribución. La actividad de esta empresa es sólo una muestra de la gran capacidad de adaptación de este sector a las exigencias del mercado actual, pues ha sabido combinar los mayores avances sin perder su solera agrícola y así conseguir el resultado actual, una cereza de gran calidad.