La fuerte y acusada sequía que sufre constantemente regiones desérticas del planeta como Israel ha llevado a los expertos a desarrollar las técnicas más increíbles para poder continuar con la actividad agrícola, con el cultivo de frutas y hortalizas utilizando incluso agua salada y en pleno desierto. La falta de disponibilidad de agua dulce para el regadío ha sido la principal causa para llegar a esta nueva técnica en la que se combina con el agua del mar que podría funcionar también en otras regiones castigadas por el clima semiárido como pueden ser la zona de Almería o Murcia, eminentemente agrícola, de España. Sandías, melones, tomates, alcachofas, entre otros, se plantan y crecen en un desierto donde antes sólo había agua salada. Dependiendo del cultivo, un ordenador determina qué cantidad de agua salada se mezclará con agua dulce para ahorrar en el riego. Agua del mar que llega a los grifos y que se usa en un sistema de riego por goteo para ahorrar aún más agua. En la costa israelí se están construyendo nuevas plantas gigantes de desalinización. Una de ellas tiene un coste de doscientos millones de euros. Son plantas automatizadas en las que se purifica agua salada procedente del mar y del subsuelo.