P.- Hace poco escribía un artículo de opinión en el que hacía referencia, precisamente, a la importancia de soltar las dosis adecuadas. ¿Esto no está siendo así?
R.- Este año hemos hecho mucho para intentar convencer a los clientes de que hay que trabajar con las dosis recomendadas porque, en los últimos años, estamos viendo que, para ahorrar algo, se están soltando menos dosis y, a veces, no se llega al control de plagas que se llegaría con una dosis adecuada. Es lógico que los agricultores estén ajustando más las dosis, pero hay casos en los que esto no funciona. Hay cultivos, como por ejemplo los de primavera, en los que se está soltando poquísima cantidad y no es suficiente para controlar las plagas. Por otro lado, estamos observando cómo se está haciendo control biológico con las plagas clave y las plagas secundarias se tratan con químicos, con lo cual se está volviendo al control químico y se está produciendo una relajación en el control biológico.

P.- Tras seis campañas con una fuerte implantación del control biológico, cabría esperar que estuviera ya más que consolidado.
R.- Hay algunos cultivos, algunas zonas y algunos agricultores que han logrado consolidar muy bien el control biológico, pero hay algunos ciclos, como el de primavera, y hay algunas zonas y algunos clientes que se mantienen en un nivel mínimo de sueltas y, luego, se apoyan mucho en el control químico. No es que seamos contrarios al control químico, de hecho, hacemos control integrado, pero si hay soluciones biológicas, es preferible pasar primero por las soluciones biológicas y, cuando ya no haya solución, entonces pasamos al control químico.

P.- ¿Dónde cree que está el problema?
R.- El control biológico es técnicamente más difícil, da más quebraderos de cabeza, y, muchas veces, los técnicos de las cooperativas o de los almacenes distribuidores no se quieren complicar la vida. Otras veces, es porque, además de la dificultad, para que sea efectivo, hay que soltar dosis más altas, económicamente es más caro y técnicamente es más difícil de asesorar. En el fondo, tiene su parte de lógica, aunque también nuestro trabajo es convencer a unos y otros de que, cuando hay una solución de control biológico, se tiene que hacer control biológico.

P.- Al final, para el agricultor, la agricultura es su negocio y, en tiempos difíciles, podrá pensar que para qué invertir más si va a cobrar lo mismo.
R.- Efectivamente. El control biológico es un extra de calidad, pero no es un requisito que estén poniendo ahora y, bueno, si hay productos que están registrados y que funcionan... En Almería, hemos pasado de estar mirados con lupa por los compradores a hacer la mayor superficie de control biológico que se hace en el mundo, de forma muy rápida y con un éxito que se ha copiado. Lo que no podemos hacer ahora es dar pasos hacia atrás y volver al control químico. Yo reconozco que hay plagas secundarias que son muy difíciles de tratar con control biológico, pero en Koppert estamos trabajando en ello. Lo que no se puede hacer es que, cuando haya soluciones biológicas y químicas, elijamos sólo las químicas.

P.- Decía que estaban trabajando en algunos ensayos. ¿Qué puede avanzar sobre eso?
R.- Hemos hallado un ácaro nuevo y estamos intentando buscar la forma de utilizarlo para el control de trip en pepino. Además, creemos que podría soltarse en otros cultivos, aunque aún es muy pronto para hablar de ello.

P.- Precisamente, el control biológico en pepino es el nuevo reto al que se enfrenta el sector.
R.- Desde luego. Hay un dato curioso y es que, en la campaña pasada, la 2011/1012, hubo un aumento del control biológico en pepino y, sin embargo, en esta última, ha bajado. No sabemos si ha sido un problema de confianza; aún así, esperamos que este año suba.

P.- ¿Cuál es la mayor dificultad que tiene el control biológico en pepino?
R.- El pepino es un cultivo de invierno y al Amblyseius swirskii, por ejemplo, le cuesta un poco establecerse, pero es que, además, se hacen muchos tratamientos fungicidas que, en principio, no tienen por qué ser tóxicos para el A. swirskii, pero la reiteración de los tratamientos termina bajando mucho la población del auxiliar. Para solucionar esto, hace dos años introdujimos el sobre de larga duración y, además, para la campaña de otoño, hemos mejorado su formulación. Por ahora, la gente que lo ha utilizado está muy contenta.

P.- ¿Cuáles son esas mejoras?
R.- Hemos mezclado dos tipos de ácaros presa que van a ayudar a que el sobre sea aún más duradero y aguante mejor las bajas temperaturas.

P.- ¿Cuáles son las plagas secundarias más difíciles de atajar y qué soluciones tienen para ellas?
R.- Las más complejas y las que van a tener más importancia en el futuro, y no sólo en hortícolas, sino en todos los cultivos, son pulgones y cochinillas. Los problemas de pulgones están aumentando en todas las zonas y en Almería sobre todo. Estamos trabajando con avispas parásitas y depredadores, pero a veces, debido al ciclo tan rápido que tienen, el parásito no llega a controlarlo del todo; por eso, estamos buscando estrategias alternativas: prevención con plantas banco o con otros parasitoides que son más eficaces. Estamos viendo que hay algunos que pueden estar mejor adaptados a las condiciones de los pulgones de Almería. Además, hay algunos productos microbiológicos que estamos desarrollando y que pueden tener algún efecto para el control de pulgones.

P.- ¿Es posible el control biológico de enfermedades?
R.- Desde luego que sí. Hay hongos antagonistas, productos que dan resistencias inducidas en planta... Estamos trabajando mucho en esa línea y, de hecho, la mitad de los proyectos que llevo ahora mismo son para el control biológico de enfermedades.

P.- Si se consigue controlar también las enfermedades, ya no habrá excusa para usar un tratamiento químico.
R.- Algunas veces habrá que hacerlo, está claro, pero será más difícil. Ya hay muchas experiencias en laboratorio y se han encontrado productos microbiológicos que tienen efectos sobre oídio o botrytis, por ejemplo. Todo eso queremos llevarlo ahora a una forma comercial, a un desarrollo técnico para una aplicación agronómica, que no sea una prueba de laboratorio o semicampo. Y ya tenemos una batería de productos, que no son muchos, pero que están funcionando muy bien. Por ejemplo, hay una bacteria que tiene efecto contra oídio, unos extractos vegetales contra botrytis y también un sistema de tricodermas en suelo que protegen la planta contra enfermedades. Estamos dando un paso importante en el control biológico de enfermedades y, en dos o tres años, vamos a desarrollar más productos para controlar enfermedades.

P.- No cabe duda de que el futuro de la agricultura pasa por el control biológico.
R.- Cada vez más. El futuro pasa por la prevención, mejoras varietales para que los cultivos sean más resistentes, inductores de resistencias antagonistas, microbiológicos con efectos fungicidas... Estamos dando por hecho que el control de plagas biológico está solucionado, pero hay aún muchas cosas que hacer.

Isabel Fernández