La compañía lleva mucho tiempo comprometida con las prácticas sostenibles de consumo de agua y, recientemente, ha logrado alcanzar su ambicioso objetivo de reducir el impacto de su proceso de producción, con tres años de antelación respecto a la fecha inicialmente prevista. En concreto, ha logrado reducir la demanda química de oxígeno que precisa para sus tareas de fabricación, lo que resulta en un menor impacto medioambiental de sus vertidos de agua.

Smurfit Kappa también ha invertido más de 60 millones de euros en tecnología destinada al tratamiento sostenible del agua, implementando procesos que requieren menos energía. Especialmente uno de estos tratamientos transforma los contaminantes en biogás, que posteriormente se reutiliza como combustible en las plantas eléctricas y termoeléctricas combinadas de la empresa.

Steven Stoffer, Vicepresidente de Desarrollo del Grupo Smurfit Kappa, asegura que "sumarnos al CEO Water Mandate constituía el siguiente paso lógico para nosotros, tras haber alcanzado nuestro último objetivo a finales del año pasado. El agua es una de las cinco áreas de sostenibilidad claves para Smurfit Kappa y, por ello, hemos realizado numerosos estudios y planes de desarrollo para devolverla a la naturaleza igual de limpia que en su origen. Nuestras metas han sido refrendadas con su inclusión en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas para 2030".