Una agricultura sostenible debe ser productiva y rentable, que conserve los recursos y proteja al medio ambiente, que aumente la seguridad y la salud, es decir, utilice métodos de bajo inputs y manejo racional a través de un uso reducido de productos fitosanitarios, técnicas de control biológico, utilice residuos orgánicos y fomente los procesos naturales. La implantación del cultivo mecanizado, que sea sostenible no significa que no se incorpore tecnología, la conservación del suelo y el agua que son los dos recursos más importantes, la rotación de cultivos, la diversificación de agraria y ganadera y la biotecnología para mejorar las variedades, constituyen otros de los factores de lo que es una agricultura sostenible. “Un sistema agrícola está regido por recursos físicos, tierra, sol y agua, factores biológicos, plantas que queremos cultivar y los enemigos de las plantas. La unión de los factores físicos y biológicos es la agronomía, lo que el hombre creó hace muchísimos años que es la agricultura. Si no hay armonía de ambos llegamos a perjudicar el entorno. También están los factores sociales y económicos, muchas veces la economía presiona a la actividad agraria. Por ejemplo se han dado factores climáticos, sociales, ecológicos y económicos para que se desarrolle la agricultura en Almería”, opinó López Bellido. Los sistemas agrarios mediterráneos se caracterizan por un déficit hídrico, elevadas temperaturas e insolación, suelos frágiles con bajo contenido en materia orgánica, relieve acentuado y erosionado y bajos rendimientos agrícolas, además de por la calidad. “En calidad los sistemas agrarios del Mediterráneo no tienen competidores”, explicó el profesor de la Universidad de Córdoba. Del mismo modo, el profesor López Bellido concluyó que los sistemas agrícolas sostenibles necesitan que las políticas agrarias enmarquen políticas medioambientales y la sociedad valore el impacto de la agricultura. M. Belén Garre

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