De momento, pocas cosas se pueden afirmar en este sentido, sin embargo, ya son varios los estudios que se están poniendo en marcha y que buscan, precisamente, demostrar que las hortalizas de Almería tienen unas características nutricionales diferentes a las cultivadas en cualquier otro lugar.
En este sentido, el Centro Universitario Analítico Municipal (Cuam) de El Ejido, según comentó su director, Salvador Cortés, está trabajando ya en «el análisis del nivel nutricional de nuestras hortalizas, más alto por las condiciones climáticas». Hasta la fecha, desde el Cuam no han querido aún adelantar acontecimientos, aunque el concejal de Agricultura y Medio Ambiente ejidense, Jorge Viseras, indicó que, por lo pronto, «estamos obteniendo resultados positivos».
Por otro lado, Lola Gómez, gerente de Clisol Agro, comentó que hace ya algunos años, la Universidad de Almería (UAL), junto con la Asociación Provincial de Empresarios Cosecheros Exportadores de Almería (Coexphal), puso en marcha un proyecto gracias al cual se pudo determinar que «el pimiento California rojo cultivado en invernadero tenía más vitamina C que el producido al aire libre». En este sentido, Gómez explicó que esta mayor cantidad de vitamina C «se creía que se debía al control de la nutrición y a las condiciones del propio invernadero». Hasta aquí, de momento, los estudios relacionados con la materia.
Asimismo, la gerente de Clisol Agro señaló que, si bien es cierto que aún se trabaja en este tema, desde las casas de semillas «están investigando en torno a marcadores moleculares que sinteticen mejor los nutrientes de las hortalizas». Teniendo esto en cuenta, afirmó que «ésta no es sólo una línea de futuro, sino que es un área en la que ya se está trabajando».
Ventaja competitiva
Las hortalizas, en general, cuentan con una serie de características que las hacen imprescindibles en una dieta sana. Así, todas ellas son ricas en vitamina C y ácido fólico, sobre todo cuando se comen crudas. Además, estos alimentos también contienen, aunque en menor cantidad, otras vitaminas como, por ejemplo, B1, B2 y niacina. De este modo, y por poner sólo un ejemplo de esta riqueza nutricional, Lola Gómez explicó que «los tomates maduros tienen muchos antioxidantes», aunque, para que el cuerpo pueda asimilarlos, esta hortaliza debe ir acompañada de algún tipo de grasa, puesto que «los antioxidantes son liposolubles». Teniendo esto en cuenta, indicó que, por ejemplo, «comer un tomate en ensalada o en gazpacho, comidas ambas a las que se les añade aceite, supone incorporar al cuerpo una gran cantidad de antioxidantes».
Así las cosas, una vez el Cuam ejidense finalice su estudio en torno a las propiedades organolépticas de las hortalizas almerienses, si los resultados son tan positivos como, en principio, cabría esperar, esto podría convertirse en una interesante ventaja competitiva para los productos de la provincia. Y es que en una sociedad cada vez más preocupada por la salud y la seguridad alimentaria, las hortalizas de Almería ofrecen ambas cosas. Por un lado, calidad, avalada por los propios métodos de producción de los agricultores de la provincia, que han apostado fuerte por la lucha integrada contra las plagas y, por otro, alimentos altamente nutritivos, cualidad ésta adquirida gracias a un bien poco apreciado como es la cantidad de horas de luz de la zona.
La agricultura ya ha demostrado ejercer un efecto positivo sobre el entorno en el que se desarrolla, como es la mitigación del cambio climático, gracias al efecto albedo de los invernadero y que logró demostrar el profesor de la UAL Pablo Campra. En los últimos tiempos, este sector se enfrenta a un nuevo reto como es demostrar que las condiciones climatológicas que dieron lugar al 'milagro almeriense' tienen una cierta incidencia sobre las cualidades organolépticas de las hortalizas que se producen, diferenciándolas, aún más si cabe, de las cultivadas en otros muchos rincones del planeta.