En este sentido, Ángel López, director técnico de Agroponiente, ha indicado que «nosotros estamos comprobando que el injerto de melón cada vez va a menos porque retrasa bastante la maduración del fruto, algo que no interesa en estos momentos al agricultor que precisa de él para sacar costes que cubran sus gastos».

Normalmente, la técnica del injerto se realiza cuando existen problemas de suelo, como Fusarium, «pero como en melón cada vez hay menos y los que se pronuncian se pueden erradicar sin problema pues se está perdiendo el interés, además de que es una técnica muy cara», argumenta Paco Sola, director técnico de Nature Choice.

Asimismo, José Ruiz, responsable de melón piel de sapo de Agroponiente, ha asegurado que «el injerto en melón baja cada vez más porque la tierra está sana y no estamos viendo resultados en la producción». Además, uno de los problemas que se están notando con respecto al mercado es que «el melón que se realiza con pie de calabaza sale más basto y los clientes lo que van buscando es un melón más fino de escritura y de piel», añade José Ruiz.

Lo que fue pasó

Cuando se comenzó a emplear el injerto de melón en la provincia de Almería se produjo un 'boom' que poco a poco ha ido yendo a menos. Y es que, según ha informado el director técnico de Agroponiente, Ángel López, «las enfermedades que aparecen en la producción de melón se pueden erradicar con los productos que ya existen en estos momentos, por lo que creo que se puede seguir cultivando melón sin necesidad de injertar».

Sin embargo, aún existen zonas en las que sí que resulta necesario usar la técnica del injerto, por ejemplo, en la zona de Adra con «el melón negro temprano. Aquí sí que necesitamos realizar un cultivo de estas características por las complicaciones que se dan en el suelo», afirma Paco Sola, director técnico de Nature Choice.



ELENA SÁNCHEZ