La cooperativa Coprohníjar ha destacado, en su más de cuarto de siglo de historia, por su especialización en tomate, sobre todo, de la tipología cherry (en todos sus colores y formas). Durante esta campaña 2020/21, además, su apuesta por el cultivo ecológico ha dado un nuevo paso adelante y supone ya el 35%, aproximadamente, de toda la producción de esta veterana entidad del Levante almeriense.

El presidente de Coprohníjar, Juan Segura, señaló en declaraciones a FHALMERÍA que durante la campaña en marcha pretenden comercializar unos 50 millones de kilos de distintos cultivos pero será, nuevamente, el tomate el que más abunde en su catálogo. “Aproximadamente el 70% del producto que comercializamos cada campaña es tomate. Este año esperamos que sean casi 33 millones de kilos”, indicó Segura.

Por otro lado, la producción ecológica será otra seña de identidad de Coprohníjar. No en vano, de las alrededor de 500 hectáreas con las que cuentan, hasta 160 se corresponden con cultivo orgánico durante el actual ejercicio agrícola. “Después de ser pioneros en la zona en la aplicación de lucha integrada para el control de plagas, hace años que también iniciamos una fuerte apuesta por el cultivo ecológico”, confirmó Juan Segura.

Es tal esa apuesta por cumplir con la demanda creciente de los mercados por producto bio que Coprohníjar puso en marcha recientemente una nave exclusiva para el manipulado de sus hortalizas ecológicas. En total, tal y como confirmó Juan Segura a este medio, ya disponen de unas instalaciones de 28.000 metros cuadrados (a partes prácticamente iguales para el manipulado de producto convencional y para orgánico).

En cualquier caso, el presidente de Coprohníjar hizo un balance bastante negativo de la campaña en marcha. “Ha habido altibajos en los últimos meses pero estamos, desde hace varias semanas, en una racha bastante mala de precios. No es un problema de sobreproducción local, sino que ya hay producción de tomate en países como Holanda, por no hablar de la entrada de producto de países terceros sobre los que hay poca o ninguna vigilancia”, indicó Juan Segura.

Finca experimental

En cualquier caso, desde Coprohníjar tratan de hacer frente a las posibles dificultades de la campaña a base de un producto de calidad y también a base de innovación. De esta forma, Coprohníjar lleva años desarrollando uno de los proyectos más ambiciosos del campo almeriense con el que pretenden avanzar en tecnología y ofrecer a sus socios agricultores experiencias sobre el terreno. Se trata de una finca experimental con unas 20 hectáreas de invernadero que sirven de centro de experimentación donde trabajan en innovaciones para su implantación en próximas campañas por parte de los agricultores y, de ahí, al mercado ofreciendo productos de gran calidad y sabor.

En esta finca se ponen a punto las variedades con mayor potencial, desechando aquellas que no cumplen con unos requisitos mínimos. Así toda esta información y aprendizaje se traslada a la finca de los socios agricultores de Coprohníjar con el fin de ofrecer los mejores productos al mercado.