La cooperativa Coprohníjar ha sabido adaptarse al cambiante sector agrícola de Almería. Tratando de ir siempre un paso por delante a las exigencias de los mercados o de la normativa del sector fue, por ejemplo, pionera en la aplicación de lucha integrada en sus cultivos cuando aún era una práctica muy poco frecuente.

El presidente de Coprohníjar, Juan Segura, indicó que en la cooperativa se apostó por este sistema limpio de control del plagas “desde el principio, desde los primeros ensayos”. En la década de los 90 ya tuvieron las primeras fincas de pimiento con lucha biológica, en un proyecto desarrollado de la mano de la Junta de Andalucía y otras empresas. Ante los buenos resultados, en campañas posteriores, este sistema de control de plagas se fue extendiendo al cultivo de tomate, del que son especialistas en Coprohníjar y, a día de hoy, el control biológico está presente en el 100% de los invernaderos productores de la cooperativa.

La lucha biológica es ya una estrategia de control ampliamente extendida en la mayoría de los cultivos hortícolas de Almería. A través de la lucha integrada se utilizan poblaciones de enemigos naturales (parasitoides, depredadores o patógenos), con el fin de reducir la población de una plaga por debajo de un umbral económico de daños. Este sistema de control de plagas es indispensable en el cultivo ecológico, del que saben bastante en Coprohníjar. No en vano, el 35% de su producción para la campaña en marcha será cultivo orgánico (sobre todo tomate).

En este sentido, la cooperativa ha colaborado con el departamento de técnicas de producción de COEXPHAL en el proyecto europeo H2020 IPMWorks con el fin de mostrar los beneficios del uso de control biológico. En concreto, la agricultora Esther Molina, socia de Coprohníjar, mostró en su finca las ventajas del uso del control biológico en el cultivo de sandía.

Medio centenar de agricultores de la cooperativa del Levante acudieron a estas visitas en las que estuvieron también Juan José Guzmán, Isabel María Caparrós y Carmen Méndez, técnicos de la cooperativa, Bioline y la RAIF, respectivamente. Igualmente, estuvieron el presidente de Coprohníjar, Juan Segura; la delegada provincial de Agricultura, Aránzazu Martín, y el gerente de COEXPHAL, Luis Miguel Fernández. Organizadores y visitantes coincidieron en la importancia de continuar impulsando el control biológico para hacer de los productos almerienses una apuesta segura en un contexto de agricultura limpia y sostenible.

En este sentido, el catálogo de Coprohníjar es ejemplo de ese producto de calidad y respetuoso con el medio ambiente. En este porfolio destaca el tomate cherry como gran especialidad. Desde Coprohníjar surten a los mercados de Europa de tomate en sus distintas tipologías: cherry rojo, baby pera rojo, cherry rama, cherry amarillo, baby pera amarillo, baby pera naranja, baby pera negro, tomate redondo, tomate pera y tomate rama. Junto a estos, la cooperativa referente del Levante almeriense también lleva al mercado otros productos de alta calidad como el calabacín, pepino, berenjena, pimiento California verde, amarillo y rojo y, ahora en primavera y verano, el melón y la sandía.

Almudena Fernández